lunes, marzo 22, 2010

Los Divisionarios III

.

Tercera Parte

El apóstol Pablo enseña acerca de todos aquellos que siguen el mal ejemplo de Balaam; el que usaba el poder y conocimiento de Dios para su propio enriquecimiento:

“Si alguno enseña otra cosa y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, discusiones necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia. Apártate de los tales. Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento, porque nada hemos traído a este mundo y, sin duda, nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos ya satisfechos; pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas que hunden a los hombres en destrucción y perdición, porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe y fueron atormentados con muchos dolores” (1 Timoteo 6: 3-10)

Queda claro pues que, los divisionarios aludidos por Judas en su epístola, tienen también connotaciones similares o idénticas a los mencionados por Pablo, según el ejemplo del propio Balaam.

Para más abundamiento, leemos lo siguiente en Apocalipsis 2: 14;

“…tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos y a cometer fornicación”
Aquí vemos también que lo que produce la obra de los que quieren lucrarse con el Evangelio a modo de Balaam, es tropiezo para el pueblo de Dios.


Vemos aquí que: el divisionario, es amador del dinero.

“Raíz de todos los males es el AMOR al dinero”

b) El ejemplo del apóstol Pablo
El ejemplo contrario al espíritu de Balaam, es el del propio apóstol Pablo, el cual exclamó: “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por amor a él lo he perdido todo y lo tengo por basura, para ganar a Cristo…” (Filipenses 3: 7, 8)

C) La contradicción de Coré

“11¡Ay de ellos!, porque han seguido el camino de Caín, se lanzaron por lucro en el error de Balaam y perecieron en la contradicción de Coré”:
Aquí Judas nos sigue hablando acerca de los divisionarios, es decir, los causantes de división, y los compara esta vez con la rebelión de los de Coré. La historia se remonta a los tiempos de Israel en el desierto. Veámoslo:
“Coré hijo de Izhar hijo de Coat hijo de Leví, con Datán y Abiram hijos de Eliab, y On hijo de Pelet, descendientes de Rubén, tomaron gente y se levantaron contra Moisés con doscientos cincuenta hombres de los hijos de Israel, príncipes de la congregación, miembros del consejo, hombres de renombre. Se juntaron contra Moisés y Aarón, y les dijeron: —¡Basta ya de vosotros! Toda la congregación, todos ellos son santos y en medio de ellos está Jehová. ¿Por qué, pues, os encumbráis vosotros sobre la congregación de Jehová?” (Números 16: 1-3)
Sabemos que a causa de la rebelión abierta por parte de estas gentes que se creían en el derecho de mandar en vez de Moisés y Aarón, Dios hizo que la tierra se abriera y que fueran tragados todos vivos (Nm. 16: 27-35).

Los divisionarios acaban pereciendo también, porque la rebelión lleva a la propia destrucción.
Vemos que, los divisionarios: son en esencia rebeldes.

“La rebeldía – como en el caso del mismo Satanás - es la consecuencia directa de la soberbia y del egoísmo, ese fue el caso de los de Coré, y de miles más de cristianos de nombre a lo largo de la historia de la Iglesia”

c) La lealtad de David

Así como la característica de los de Coré fue la inmensa deslealtad que profesaron contra Moisés, basada en su rebelión, un ejemplo diametralmente contrario lo tenemos en la persona de David, antes de ser rey.

David, a pesar de que Saúl era del todo vendido al mal, nunca levantó ni un dedo contra él, aun y cuando le tenía en su mano. Cuando Abisai, general de David tenía preso a Saúl, le propuso matarlo ahí mismo; no obstante, esta fue la respuesta de David:

“ —No lo mates; porque ¿quién extenderá impunemente su mano contra el ungido de Jehová? Dijo además David:—¡Vive Jehová!, que si Jehová no lo hiriera (sea que le llegue su día y muera, o descienda a la batalla y perezca), guárdeme Jehová de extender mi mano contra el ungido de Jehová” (1 Samuel 26: 9, 10)

David nunca se tomó ninguna atribución para sí mismo, a diferencia de los de Coré.


4. El carácter de los divisionarios

Volviendo a Judas, leemos más descripción, muy minuciosa, sobre los divisionarios:
“12Estos son manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se apacientan a sí mismos…” (vers.12)
“…nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados” (vers.12)
“fieras ondas del mar, que espuman su propia vergüenza…” (vers.13)

“Estos son murmuradores, querellosos, que andan según sus propios deseos, cuya boca habla cosas infladas, adulando a las personas para sacar provecho” (vers.16)
Estos párrafos nos hablan del carácter de los divisionarios; los que siguen el espíritu de división.

Veámoslo más de cerca:

1. 1. Son egocéntricos: (vers.12) Se apacientan a sí mismos; es decir, buscan su propio provecho y satisfacción a expensas de los demás. Ellos son antes que los demás. Son amadores de los deleites más que de Dios (2 Ti. 3: 4b).

2. 2. No tienen buen fruto: (vers.12) Aunque aparentan ser algo en el Señor, en realidad son sin fruto, como nubes que no transportan agua, o como árboles caducos.

3. 3. Son implacables, intemperantes, iracundos: (vers.13) Judas los compara con las “fieras ondas del mar”. Aunque tienen apariencia de bondad y de benignidad, en un momento dado sacan a flote lo que realmente son cuando algo les contraria.

4. 4. Son murmuradores: (vers.16) Muchos de ellos lo son de forma muy sutil, casi imperceptible, pero dejan el puñal clavado con su lengua.

5. 5. Son querellosos: (vers.16) Nunca dan su brazo a torcer. Siempre han de salirse con la suya y siempre están dispuestos a polemizar. Su rebeldía les lleva a ser así. Son contenciosos por naturaleza.

6. 6. Andan según sus propios deseos: (vers.16). No es el hacer la voluntad de Dios lo que les dirige en la vida, sino el satisfacer sus propias ambiciones, deseos y metas, aun pretendiendo servir a Dios.

7. 7. Hablan cosas infladas: Son muy dogmáticos y arrogantes a la hora de exponer sus razones. Ellos siempre conocen y saben lo mejor y siempre tienen el mejor consejo (a veces pueden disimular con supuesta humildad, guardando las apariencias).

8. 8. Son aduladores: Son manipuladores por excelencia. Saben cómo comportarse y qué decir y cuándo con el fin de sacar de las personas el mejor provecho. Son muy lisonjeros: “…la boca lisonjera hace resbalar”(Prov. 26: 28b). Su lisonja es simple manipulación para sacar algo de las personas a las que lisonjean.

Este es el carácter de los divisionarios.

“Por el fruto se les llega a conocer (Mt. 7: 16)”



5. Los “psikikoi”

“En el postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus malvados deseos. 19Estos son los que causan divisiones; los sensuales, que no tienen al Espíritu” (Judas 18, 19)
La palabra que usa Judas para calificar a los divisionarios es la palabra griega “psikikoi”, que en español la traduce la Reina-Valera por “sensuales”. La traducción literal del griego es esta: “los que son llevados por la mente natural”. Es decir, que son llevados por el alma (la mente y los sentimientos), pero no por el Espíritu Santo.

Ellos quizás llegan a creer que es el Espíritu Santo el que les habla y les dirige, pero no es más que su propia alma carnal e influenciada por demonios religiosos.

Claramente la Palabra nos dice aquí que estos sensuales, es decir, que son guiados por los sentidos naturales, causan divisiones allí donde van.

¡Qué aprendamos a discernir esto, y que cambiemos en nosotros cualquier cosa que se asemeje a alguna de las que hemos estudiado buscando el temor de Dios siempre!


6. Concluyendo

Para huir de todo peligro de ser hallados ante Dios como divisionarios, presentemos en humildad nuestros corazones al Señor para que nos los revele, y los limpie por su Espíritu (S. 51: 10). Con corazones rectos que amen al Señor, nunca llegaremos a ser divisionarios. Que sea el Espíritu Santo, y no otro espíritu, el que dirija nuestras vidas.

Dios les bendiga.


© Miguel Rosell Carrillo, pastor de Centro Rey, Madrid, España.
Estudio revisado y ampliado en Enero 2010

No hay comentarios.: